Trastornos psicosomáticos: cuando los sentimientos y los pensamientos interactúan con nuestro cuerpo.
Desde principios del siglo XIX, se utiliza el término de trastorno psicosomático para nombrar la influencia de ciertos estados emocionales en la evolución de algunas enfermedades crónicas y también para designar el hecho de que ciertos estados psicológicos podían dar lugar a manifestaciones fisiológicas.
Actualmente, existen numerosos estudios médicos que prueban la relación entre el cuerpo y la mente. Durante el siglo XX se estudió y se comprobó el origen psicológico de algunos trastornos orgánicos como la hipertensión arterial y hasta ciertas patologías coronarias. Hoy en día, no existe duda de que
el estrés agudo o prolongado en el tiempo es un factor de riesgo para desarrollar una enfermedad orgánica. La concepción actual del estrés incluye factores externos, socioculturales y económicos, junto a factores internos, constitucionales, somáticos y genéticos, así como emocionales y biográficos.
Los trastornos psicosomáticos o de somatización provocan un deterioro significativo de la vida personal, familiar, social y laboral.
Suelen iniciarse antes de los 30 años de edad y persisten en el tiempo, obligando a la búsqueda de atención médica permanente, a menudo sin que ello suponga una recuperación total debido a la causa psíquica del malestar físico.
Para este tipo de trastornos,
la ayuda psicoterapéutica es un excelente recurso que mejora significativamente las áreas más importantes de la vida de la persona así como sus síntomas. Está demostrado que la ayuda psicológica, en la medida en que actúa sobre la causa original del trastorno, favorece la cura de los mismos.