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Preguntas más frecuentes
 

¿Qué diferencia hay entre un psicólogo y un psiquiatra?
Los profesionales de la salud mental pueden tener diversas formaciones: pueden ser especialistas en psiquiatría, psicología clínica y psicoterapia.

La psiquiatría es la ciencia que estudia la mente, con el objetivo de prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades mentales.
Los psiquiatras tienen titulación universitaria de medicina, son especialistas en psiquiatría y pueden utilizar los psicofármacos como una forma de tratar los síntomas.

La psicología es la ciencia que estudia los procesos mentales de las personas, su conducta y sus modalidades de relación interpersonal y con su entorno.
Los psicólogos clínicos tienen titulación universitaria de psicología, son especialistas en psicología clínica y tratan los problemas psicológicos a través de la palabra.
¿Por qué estamos tan deprimidos o angustiados?
Las estadísticas sitúan que un 25% de las personas puede sufrir alguna modalidad de problema psicológico en un momento de su vida: ¡puede ser cualquiera de nosotros o de nuestro entorno más inmediato! El incremento de los problemas psicológicos no es solamente un problema de nuestro país, sino que alcanza a la totalidad de los países occidentales. ¿Qué ha ocurrido para que las sociedades más ricas del planeta, las llamadas “sociedades del bienestar”, estén tan deprimidas o angustiadas?

Sin duda, el ser humano requiere para su bienestar emocional de unas condiciones de estabilidad y buen entramado social. Ambas condiciones se han ido perdiendo paulatinamente en Occidente desde hace unas décadas. Las condiciones laborales actuales promueven muchos
cambios de trabajo, además de horarios excesivos que no ayudan a la buena marcha de las familias y las relaciones. Por otra parte, las grandes ciudades no facilitan tampoco las relaciones sociales de soporte que nos son tan necesarias para no sentirnos solos y aislados.

Al mismo tiempo, son problemas que pueden resultar difíciles de comprender y aceptar, tanto por la persona que los sufre como por los demás. A menudo aparecen
síntomas difíciles de identificar y se suele pensar que se trata de una mala temporada, que ya se pasará, o que nosotros solos podremos resolverlos.
¿Existe relación entre depresión y ansiedad?
La depresión supone una sensación de decaimiento más o menos profundo, apatía y desinterés por la vida. También supone un incremento de los sentimientos de culpabilidad y la aparición de una modalidad de pensamiento temeroso e inseguro que abre las puertas a la ansiedad. Es muy habitual que uno de los elementos más comunes de la depresión sea la ansiedad. También es muy común que la ansiedad sea el síntoma que más fácilmente reconocen las personas, ya que es el más incómodo y difícil de soportar. Sin embargo, la ansiedad suele enmascarar otros problemas de base no tan fácilmente reconocibles.
¿Cuál es el papel del estrés y en qué modo contribuye a la ansiedad?
El estrés extremo conduce a la ansiedad. El estrés puede ser de muy diversos tipos y producido por diversas causas: falta de sueño, exceso de trabajo, la dificultad de conciliar la vida laboral y familiar - muy en particular en las parejas en que trabajan ambos - , la transición de una cultura a otra para los que cambian de lugar de vida, un cambio de empleo, el inicio de la vida laboral o universitaria, las peleas conyugales o los desencuentros con los hijos en la adolescencia, convivir con la enfermedad de un ser querido que se prolonga en el tiempo, entre otros.

El estrés facilita que los hechos vitales y las complicaciones de la vida puedan generar ansiedad. En realidad, tal y como lo ve nuestro cuerpo, el estrés es ansiedad a toda máquina.
¿Por qué solemos negar que estamos deprimidos o ansiosos?
Negar nuestros sentimientos de ansiedad y de depresión es una forma errónea de defendernos de ellos y tratar de impedir el daño que nos ocasionan. También porque identificar nuestros propios sentimientos nos resulta difícil y porque sentirnos mal nos parece señal de debilidad.

Lo más importante en estas ocasiones no es tanto verificar si estamos tristes o ansiosos o no, sino si nuestra vida se ve afectada por falta de energía o temores, si nuestro sueño se altera y si nuestro ánimo se vuelve irritable y malhumorado.
¿No es suficiente un tratamiento con psicofármacos?
Aunque, hoy día, el abuso de fármacos que calman los síntomas pero que no resuelven las causas de los conflictos psicológicos, esté a la orden del día, enfrentar las causas del malestar subjetivo es, sin embargo, el mejor modo de resolver los síntomas. Invertir tiempo y disposición es muy importante para la recuperación, devuelve el bienestar y ayuda a tomar decisiones correctas que producen mejores condiciones y calidad de vida. Limitarse al uso de psicofármacos es como tomar antipiréticos sin atender la infección que nos causa la fiebre.

“Hablar” cura. Muchos años de experiencia de trabajo, con muchos pacientes, nos han demostrado la efectividad del “hablar” como medio de comprensión, curación de los conflictos internos y mejora de la calidad de vida, sin desdeñar el apoyo farmacológico cuando es necesario.
 
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