A menudo, además del tratamiento psicológico, es necesario disponer de recursos farmacológicos cuando los síntomas son demasiado agudos e invalidantes o son la expresión de un desarreglo o de un trastorno biológico más profundo.
La medicación, además de ser un tratamiento en si mismo para tratar enfermedades de base, puede ayudar en muchos casos a estabilizar o mejorar síntomas o para potenciar la efectividad del tratamiento psicoterapéutico.